Con la pata quebrada

24 Novembre 


ENTREVISTA A DIEGO GALÁN

Unos le identifican como crítico de cine, otros como director de documentales, muchos como columnista y casi todos como el mejor director que ha tenido el Festival de Cine de San Sebastián. Todas esas cosas es Diego Galán, un imprescindible de la historia de nuestro cine que vuelve a la primera fila de la actualidad desde el otro lado de la barrera, el del cineasta al que le toca ser el centro de atención de las entrevistas, los encuentros y las presentaciones ante esa prensa de la que durante tantos años ha formado parte.
Aún podemos ver en algunos cines Con la pata quebrada, el último documental de Diego Galán que, a través de 90 minutos de fragmentos y retales de 180 películas españolas (algunas buenas y algunas malas) elabora un exhaustivo y delicioso estudio sobre el papel de la mujer en nuestro cine, y por lo tanto en nuestro país. Y en esos 90 minutos y 180 películas encontramos verdaderas barbaridades maceradas en el machismo permitido y alentado por el franquismo, frases que buscaban la sonrisa y complicidad del espectador de la época y que encuentran la escandalizada carcajada (casi incrédula) del espectador de hoy en día, imágenes que nos trasladan a una época (1931) en la que algunas leyes, como la del aborto o la de igualdad de salarios corroboran que hoy en día estamos caminando como un cangrejo en cuanto a derechos y libertades.
-Diego, vamos a empezar hablando del título del documental, Con la pata quebrada, que forma parte de un refrán tremendo que está en El Quijote pero que se utilizaba no hace tanto tiempo…
-Es un refrán tremendo que sólo se utiliza en España, no hay equivalente en ninguna lengua, ni en América Latina, porque no se lee El Quijote o porque no tienen el grado de machismo que ha habido aquí. Es terrible, es terrible… Dice: "La mujer honesta y casada, con la pata quebrada y en casa". Se podía decir "con la pierna", pero a mí eso de "la pata" me parecía más contundente aún.
-El documental es un increíble trabajo de orfebrería, un engarzamiento de muchísimas películas, 180, de las que imagino que gran parte estaban ya en tu cabeza…
-No, no, hemos tenido que volver a ver las 180 y muchas más. Yo había hecho antes para TVE dos series, 'Memorias del cine español' y 'Queridos cómicos', para las que hubo que usar muchísimo material, y eso estaba en la cabeza, pero ahora había que volverlas a ver para elegir exactamente el fragmento. Además, la memoria engaña mucho. Tú piensas que las cosas son así y luego resulta que no.
-Hay frases tan tremendas que en la sala provocaron la carcajada, así que imagino que vosotros os habéis tenido que reír mucho y llevaros las manos a la cabeza con ciertas expresiones… 
-Te cito una: - "Qué guapa esta chica" - "No hay que claudicar, hay que ahorcarla como a todas". Qué disparate ¿no? El montador, que es un tipo joven que no había visto estas películas, vio sobrepasada su capacidad de asombro y de escándalo, y decía: "¿Pero esto se ha hecho en mi país?". Pues sí.
-También me parece ver una reivindicación de las películas malas. En España, y en todos los países, hay cine muy malo que quizás por ser más burdo va directamente a la yugular del tema. Y no pasa nada por decir que hay películas malas ¿no? 
-Las películas populares, o las malas para entendernos, son bastante más directas y claras que las buenas, que son más sutiles. Las populares iban a bocajarro, iban contando lo que pasaba… Y si no fuera así el sentir de nuestro país, no habría habido tantos chistes machistas. Pero eso pasa en todos los países. En Italia había comedias como las de Alberto Sordi que hoy son muy reconocidas, pero que entonces eran de cine de barrio, pero que reflejaban la realidad del país mucho mejor que Visconti o Antonioni. Aquí evidentemente es igual, y eso que hay muchísimas películas que se han perdido. En España se han hecho algo más de 8.000 películas, y nosotros hemos sacado 180, o sea que hay 7.820 que no se han usado.
-La película la producen Enrique Cerezo y Agustín Almodóvar. Uno de ellos es un archivo andante de cine español y el otro es de los que más ha hecho en los últimos 30 años por el papel de la mujer en el cine…
-Eso creo yo. Hay quien me ha dicho "salen muchas películas de Almodóvar". Pues no, salen las que tienen que salir. Pedro Almodóvar como director es el que mejor ha reivindicado el papel de la mujer en los últimos años, y además es el primero que se atreve a hacer que una mujer mate a su marido, aunque sea accidentalmente (se refiere a Carmen Maura liquidando de un jamonazo a Ángel de Andrés López en Qué he hecho yo para merecer esto). Y yo siempre pensé que esto tenía que hacerse con Enrique Cerezo, y a él le cayó muy bien la idea.
-La voz en off de Carlos Hipólito nos empieza situando en la II República, donde existían unos derechos y avances que nos hacen pensar que en 1931 estábamos más avanzados que en 2013. Luego, tras más de 40 años de oscuridad y represión, llegan los 80 y se produce una explosión de libertad, que en el documental queda plasmada con el cine de Trueba, Almodóvar, Colomo… ¿Son estos los dos momentos de mayor libertad en nuestro país?
-El cine rara vez va por delante de la sociedad, siempre va detrás, siempre es un reflejo. Y efectivamente, en la década de los 80 el cine reflejaba lo que estaba pasando, incluso puede que lo reflejara con timidez. La limitación de este documental es que lo que no esté plasmado en una película no se puede contar. Por ejemplo, el cine no cuenta que el aborto había sido legalizado en Cataluña en la época de la República, y ahí es donde tiene que entrar en juego la voz en off, igual que no hay ninguna película que cuente las elecciones de 1977, y hay que echar mano de los archivos de televisión.
-Antes hablábamos del posible recorrido de tu película en los cines. Al ser un documental yo la imagino con una segunda vida más lógica en DVD o en canales como TCM, CANAL + o La 2…
-Sí, claro… el hecho de que se estrene en salas yo nunca lo di por hecho, pensé que esto iba directamente a televisión y DVD. Y también tiene un recorrido grande por festivales de cine, casi todo el mundo la quiere, les luce y no les estorba… En el Festival de Cine de mujeres de Pamplona, fue un hito, porque era la primera vez que se proyectaba una película no hecha por una mujer.
-…Así que si no hace una gran taquilla no es dramático, pero luego están las películas que sí que se hacen para que la gente vaya al cine, y a las que la gente tampoco va. Del drama pasamos a la tragedia…
-Es una gran tragedia, el cine ha dejado de ser popular y ya no se hacen películas populares. Hay ciudades enteras que no tienen cines, y cines de barrio ya no te digo nada. El cine ha dejado de ser un fenómeno popular y se está transformando en un fenómeno de reliquias. Se dice que ahora se ven más películas que nunca, pero se ven mal, o se ve sólo el principio…Yo ya he leído alguna crítica de este documental en la que intuyo que no han visto más que media hora. También he oído: "No puedo ir a ver este documental, ya me lo bajaré". Pues vale, mientras lo vean… pero no es lo mismo.
José María Clemente ( HYPERLINK "http://www.revistavanityfair.es/"http://www.revistavanityfair.es 29/06/2013)


'CARRUSEL' MISÒGIN
No hi ha cultura popular que estiga fora de perill -o visca al marge- de la ideologia. Possiblement, no hi ha tampoc cultura popular innocent, que es puga arrecerar sota la coartada de ser un simple espill impassible d’un determinat context sociopolític. No convé subestimar mai el poder de les formes populars per a sostindre i fomentar un determinat estat de les coses: tampoc no convé donar per feta la seua suposada inoperància per a desafiar-lo o transformar-ho. Les seqüències, extretes de les pel·lícules Surcos (1951), de Nieves Conde, El batallón de las sombras (1957), de Mur Oti, i Los maridos no cenan en casa (1957), de Jerónimo Mihura, que obren el documental Con la pata quebrada, de Diego Galán, dibuixen una imatge de la memòria del cinema espanyol (i, per extensió, de la cultura d’ací) com a quadrilàter on es lliura no una batalla significativa en l’eterna guerra de sexes, sinó el pols desigual entre un patriarcat ranci i una identitat femenina condemnada a la invisibilitat en el millor dels casos i a una submissió no consensuada en el pitjor (que, durant dècades, va ser, de fet, la norma).
Galán és conscient que està treballant amb material explosiu -no és poca cosa: la representació de la dona en el cinema espanyol des dels anys trenta fins als nostres dies- però decideix aproximar-s'hi amb afany didàctic, estructura cronològica i una mirada equidistant de la nostàlgia i la militància, que pot resultar el més discutible de la proposta. La manera, amable, amb què Carlos Hipólito entona la locució xoca, de vegades, amb la incorrecció d’alguns fragments seleccionats en aquests eloqüents cavallets de fira de la misogínia, que demostra que el franquisme va ser una feroç màquina del temps d’una sola direcció, encara que ni tan sols la República havia resolt (del tot) el problema.
Diego Galán explora l’imaginari cinematogràfic, entenent-lo com un tentacle més -junt amb els serials radiofònics, la novel·la rosa, la televisió i la publicitat- d’una estratègia que va intoxicar tan a fons el subconscient col·lectiu que la malaltia segueix viva. 
Jordi Costa (EL PAÍS, 14 de juny de 2013)


LA FITXA
Espanya, 2013. 83 min.
Direcció i Guió: Diego Galán.  Producció: Carlos Bernases i Esther García. Música: Bernardo Bonezzi. 

PRÒXIMA PEL·LÍCULA
BLUE VALENTINE / EUA, 2010
Derek Cianfrance 
Dean (Ryan Gosling) i Cindy (Michelle Williams) són pares d’una meravellosa filla, però la seua relació ha passat per millors moments des que han de compaginar les demandes i expectatives del treball i la vida familiar. Davant d’un futur incert de la relació, decideixen una escapada romàntica a un hotel, on rememoren tots els moments romàntics d’un passat ple de bons records i intenten recuperar la seua passió per a així salvar el seu matrimoni. 


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