B

 20 Març 
ENTREVISTA A DAVID ILUNDAIN
Ruz-Bárcenas, de Jordi Casanovas y dirigida por Alberto San Juan, fue una obra concebida para una semana en una sala de apenas cien butacas que acabó girando por todo el país y permaneciendo más de un año en cartel. David Ilundáin (Pamplona, 1975) la eligió para convertirla en cine y firmar su primer largo. Levantada parcialmente con micromecenazgo y tras vencer algunos intentos de boicot durante su rodaje y su distribución (alguna conocida cadena de cines con salas en Madrid y Barcelona se ha negado a proyectarla), B, la película, llega hoy a las salas de una docena de ciudades españolas. El filme transcribe el explosivo interrogatorio del juez Pablo Ruz (interpretado por Manolo Solo) a Luis Bárcenas (Pedro Casablanc), el 15 de julio de 2013, cuando el ex tesorero del PP decidió tirar de la manta.

¿Qué lo animó a convertir la obra de Jordi Casanovas en película? 
Vi la obra Ruz-Bárcenas hace poco más de un año, poco antes del verano de 2014. Fui como espectador, con unos amigos, y nos dio para charlar mucho rato. Eso siempre es buena señal: cuando se enciende la luz del cine y ha pasado algo, da lo mismo que te haga correr a casa a darle un abrazo a tu hijo, o que no puedes dejar de hablar de la película, es que algo te ha movido. La dejé enfriar, pasó el verano, que no había funciones, y volví a verla, esa vez sólo. Y ya les dije que quería hablar con ellos. No los conocía de nada, salvo un poco a Pedro Casablanc, ya que conozco a su mujer, y me quedé después de la función. Les dije que yo creía que se podía hacer una película con esto, y les pregunté qué pensaban ellos. Habían llegado a un trabajo muy bueno y teníamos la oportunidad de hacerlo con una estructura bastante independiente, porque no suponía una gran producción, etcétera.
Le vinieron bien las obras en la Audiencia Nacional, que le permitían no tener que reproducir las salas de la Audiencia, sino las provisionales. 
Sí, la verdad. Por un lado necesitábamos reforzar el arco dramático de Bárcenas, que en la película es más protagonista que en la función, porque ya no son estrictamente sólo Ruz y él, están el resto, el fiscal y las acusaciones. Y claro, efectivamente, teníamos que ambientar el espacio, ya no era una tela negra, como en el teatro, sino que había que reproducir la Audiencia Nacional. La visitamos, nos documentamos todo lo que pudimos y nos interesaba mucho que los personajes cobraran toda la fuerza posible, reproducir en ellos la rutina burocrática y elegir un punto de vista que colocara al espectador como voyeur. Y ese fue el planteamiento general.
¿Cómo fue el proceso de conversión del guion a cine? 
Hablé mucho con Jordi (Casanovas), discutimos mucho sobre qué hacer, si salir de la sala o no hacerlo, y yo creo que dio en la clave cuando me dijo que era muy difícil hacer algo “a la altura” de lo que ya teníamos. Es tan fuerte, tan inverosímil, que si nos lo inventáramos nos acusarían de manipuladores. Entonces decidimos que estaba bien así, hicimos de la necesidad virtud, y adelante.
¿Los interrogatorios de la fiscalía y las acusaciones particulares también están tomados literalmente de las actas? 
Sí, sí, todo aparece escrito en las actas.
Habitualmente el teatro exige un registro de interpretación más expresivo. ¿Discutieron mucho sobre la actuación? 
Sobre todo, me di cuenta de que había muchos aciertos de los que yo me podía aprovechar. Alberto San Juan, director de la obra, había acertado plenamente en el reparto y lo dirigió muy bien. Y yo cogí el testigo. Lo primero fue usar a los mismos actores, porque buscar algo nuevo donde ya tienes algo tan bueno habría sido muy necio. Lo que sí hicimos fue buscar más información. Ellos habían preparado la obra de forma muy rápida.
Casanovas contaba que les pidieron a Casablanc y Manolo Solo que interpretaran a partir del texto, no de lo que conocieran de los personajes reales. 
Yo no conozco el proceso inicial porque, claro, no estaba, pero por lo que me contaron ellos, iba por ahí, centrarse en el texto y olvidarse de los personajes. Pero para mantener la línea de hiperrrealismo que exigía la película, yo sí decidí que, no sólo ellos dos, sino también el resto de personajes, conocieran bien a quién interpretaban y el contexto: qué estaba en juego, y cómo se podían relacionar entre ellos, considerando que no iban a dialogar, que sólo iban a participar en un interrogatorio. Todas esas miradas y algunas pequeñas conversaciones entre abogados, que no están grabadas, claro, son las mínimas licencias, pero están bastante documentadas a partir de la relación que había entre ellos, del calor que hacía ese día, etcétera. Y de esa sensación opresiva de que el foco del país estaba puesto en aquella sala. Esa fue mi mayor obsesión, que no cometiéramos fallos, porque si teníamos un compromiso con la realidad teníamos que ser muy rigurosos. Hicimos algunos ensayos, no demasiados porque sus agendas son horrorosas. Partíamos ya de un listón muy alto, y nos esforzamos por incorporar al resto a eso que ellos ya tenían muy rodado. Pero, bueno, hay como un 40% del texto que no estaba en la obra de teatro.
¿Cuánto tiempo de rodaje? 
Íbamos a rodar en dos semanas, pero luego bajamos a ocho días, y acabaron siendo seis porque primero hubo un problema presupuestario y luego hubo un problema inesperado: en mitad de la filmación, alguien debió pensar que era incómoda la historia, y nos cambiaron el permiso de rodaje. Primero nos dijeron que no podíamos seguir rodando, luego renegociamos y tuvimos que rodar un poco a escondidas.
¿Pero rodaron en el edificio de la Audiencia? 
No, no, pero era otro edificio oficial. Cuando ya estábamos allí alguien debió pensar que no molaba mucho que estuviéramos allí y tuvimos que reorganizarlo todo, pero pudimos acabar. Creo que el espectador no va a notar las dificultades que tuvimos y además no le importan. El espectador es dueño del resultado, nosotros nos quedamos con el proceso y sabemos lo que podíamos haber hecho un poco mejor o lo que nos queda en el tintero. Pero yo creo que todo lo que hemos hecho está ahí y estamos muy satisfechos.
Uno de los hechos más alarmantes del texto, de la confesión de Luis Bárcenas, es la absoluta falta de sofisticación del asunto. No hay un entramado de sociedades, ni ingeniería fiscal… transmite una tremenda sensación de impunidad. 
Ni siquiera una hoja de Excell. De hecho, hay un momento anecdótico en el que a Bárcenas le preguntan por unas sociedades y él responde que eso es una genialidad de Naseiro, y que al final tuvieron que pagar los impuestos en metálico, porque era una mierda de sistema. Es que nos persigue el fantasma de Berlanga y no hay manera de salir de ahí. El público se ríe, y hablamos de la transcripción de un interrogatorio en la Audiencia Nacional. Y se ríe por lo que tú dices, no tanto por el qué sino por el cómo. Bárcenas entra y domina la sala y trata de imponer sus ritmos al juez. Es la sensación, que me asaltó a mí en la función y que parece que se repite con los espectadores de la película, de haberte dormido tomando el sol y despertarte sin cartera, con una cicatriz en la espalda y con el riñón volando de Riad a Singapur.
De hecho, este Bárcenas que entra a desmentir lo que había dicho y contar toda la trama es un personaje ufano. 
Sí, claro. De hecho, desde el punto de vista de objetivos del personaje, lo hablé con Pedro Casablanc, lo que había que considerar era que había pasado 18 días en prisión, que su entorno había recibido amenazas del partido, que en los diez meses desde que salieron los papeles había habido sobre él una presión brutal del PP, que le pidieron que falsificara papeles, le quitaron las agendas, los ordenadores, lo fueron abandonando hasta que pensó: “se acabó, ya no os voy a defender a vosotros, me voy a defender a mí”. Y efectivamente, todo hay un despliegue, anunciando que lo va a contar todo, aunque luego no lo cuente todo, aunque luego calle lo que cree que tiene que callar. Pero la sensación, incluso la teatralización, es la de alguien que va a hacer saltar por los aires el país.
Con esta política que tenemos, ¿por qué cree que no se hace más cine político? 
Igual hace una semana te habría contestado de otra manera, hoy pienso distinto.
¿Qué ha pasado? 
Cuando te encuentras que determinadas salas que creías que iban a poner sin problemas la película te dicen que no la van a proyectar, empiezas a pensar que hay miedo. Es absurdo, no se entiende qué miedo puede haber a una película sobre algo que pasó hace dos años. Que fue muy grave, efectivamente, pero no pasó nada. Entonces, si no pasó nada, ¿por qué hay miedo a la película? Pues el caso es que lo hay. Tratando de contestar a eso, diría que no tiene sentido, que es un miedo infundado. Pero si lo hay es porque en este país el ministro de Hacienda utiliza el acceso privilegiado a datos para acusar con el dedo, y decir en el Parlamento que hay actores que no pagan impuestos. Y hoy son los actores y mañana, no sé qué. No es serio. Entiendo el miedo por ese lado, que pueda haber problemas si tocas a determinadas personas pero, al margen de eso, lo cierto es que tenemos mucho público ansioso de un cine así y en esta línea. Estamos viendo historias de este tipo inglesas, danesas, italianas…
Y francesas, que llevan varios años lanzando películas políticas. 
Channel Four acaba de hacer una película, para emitir en prime time, de un asunto que parece un rollo, pero he visto el tráiler y tiene una pinta buenísima: los pactos postelectorales de la última elección en el Reino Unido, con Gordon Brown, Cameron… Y nosotros no lo hacemos y es muy absurdo porque estamos viendo las películas que nos cuentan otros países, cuando aquí podíamos dar un máster universal sobre tramas políticas y corrupción.
Pedro Vallín (LA VANGUARDIA 18/09/2015)

“Esa afirmación no fue cierta, o sea que no la mantengo”. Así contestó Luis Bárcenas al juez Pablo Ruz cuando le recordó que había negado la contabilidad B del Partido Popular durante los años que fue gerente del partido, con Álvaro Lapuerta de tesorero y posteriormente siendo él mismo el tesorero. Así empieza uno de los mayores culebrones políticos de las últimas décadas. Un culebrón que se entremezcla con Gürtels, Púnicas, dinero en Suiza, pagos en negro por adjudicaciones de obra pública, campañas electorales dopadas, regalos y sobresueldos. Ante este abrumador magma de corrupción muchas veces es muy sencillo perderse, por eso una película como B. es a la vez una obra didáctica, histórica y una suerte de ¡Indignaos! en la gran pantalla.
B. La película nace de la obra de teatro Ruz-Bárcenas y se mantiene muy fiel a ella, que es lo mismo que decir que se mantiene muy fiel a la declaración original, pues en la práctica los diálogos son la transcripción literal de la declaración del ahora extesorero y exsenador del PP. Es por ello que la película tiene un corsé considerable: una sola localización, tiempo real, personajes reales todavía de actualidad y un diálogo sobre el que no se pueden hacer cambios de importancia. Sin embargo, lo que Bárcenas va admitiendo te involucra en la película a la vez que piensas que todo ese funcionamiento castizo delictivo de algunos partidos políticos duró hasta ayer mismo, si es que no sigue hoy.
Y conforme van saliendo los nombres, nos vamos haciendo a la idea: Mariano Rajoy, María Dolores Cospedal, Mayor Oreja, Álvarez Cascos, Ángel Acebes, Federico Trillo, etc. Pero no solo hay corruptos, también hay, obviamente, corruptores, mayormente las grandes constructoras, pero me llamó la atención, pues no lo conocía, que Mercadona también pagaba en negro. La película sirve para conocer un poco sobre ellos también.
Es en los inevitables detalles que no conocemos donde la película resulta más sorprendente al espectador. Que se pagase en negro la defensa de Federico Trillo en el ignominioso caso del Yakolev-42 o que un abogado del PP propusiera a Bárcenas que salieran papeles falsos de la contabilidad B creados ad hoc para deslegitimar los verdaderos, fueron algunos de esos detalles que me sorprendieron e indignaron.
Pero para construir una película de estas características, no solo basta con unos hechos hirientes para el espectador, hace falta sobre todo una cosa, una gran actuación. Y en B la obtenemos de la mano de Pedro Casablanc interpretando a Luís, el cabrón. El actor sabe jugar con la seguridad y arrogancia de Bárcenas, a la vez que incorpora esa ira cuando habla de Cospedal o ese nerviosismo cuando dice no conocer quién es J.M.
Pero por muy buena que sea la actuación, y aunque la película es corta es difícil asistir a un diálogo ante un juez durante tanto tiempo. Por ello, David Ilundáin introduce algunos pequeños detalles que constituyen un alivio visual y mental para el espectador, como el tema del aire acondicionado para dar cierta sensación de asfixia, la interrupción para avisar sobre la filtración a los medios o los cuchicheos de los abogados presentes ante algunas de las frases del pop star Bárcenas.
En definitiva, es una película que da lo que promete, un trozo de nuestra historia que conviene recordar, y más ahora que se avecinan elecciones. Sin embargo, sus autolimitaciones también constituyen un techo a partir del cual la película no puede crecer más. Se queda en una película a la que le cuesta separarse del teatro.
Sin embargo, el final con imágenes de archivo de la ya famosa declaración de Rajoy el 1 de agosto de 2013 (“Me equivoqué. Lo lamento, pero fue así. Me equivoqué al dar la confianza a alguien que ahora sabemos que no la merecía” – aplausos) resulta todo un acierto, dejando al espectador (o cuanto menos a mí) una sensación de impunidad terrible. De hecho, una sensación de doble impunidad, pues como gallego todavía retumban en mis oídos las palabras de Rajoy para referirse al vertido del Prestige: “hilitos de plastilina en estiramiento vertical”.
En fin, consideren apoyar este film valiente, que surgió con el esfuerzo de mucha gente mediante crowdfunding y que es importante conocer, pese a que su propuesta es a la vez un atrevimiento y una limitación.



LA FITXA
Espanya, 2015. 78 minuts
Direcció: David Ilundain 
Guió: David Ilundain; adaptació de l'obra Ruz-Bárcenas de Jordi Casanovas
Fotografia: Ángel Amorós
Intèrprets: Pedro Casablanc (Luis Bárcenas), Manolo Solo (Pablo Ruz), Pedro Civera, Eduardo Recabarren, Patxi Freytez, Celia Castro, Enric Benavent.







LA SETMANA PRÒXIMA (SETMANA SANTA) NO HI HAURÀ SESSIÓ DEL CINE-CLUB

PRÒXIMA PEL·LÍCULA (3 D'ABRIL)

LOS CABALLOS DE DIOS / Marroc, 2012 / 113 minuts
Nabil Ayouch


Yachine té deu anys i viu amb la seua família a Sidi Moumen, un poblat de barraques de Casablanca. La seua mare fa el que pot per traure avant la família. Quan el seu germà Hamid ix de la presó s'ha convertit en un islamista radical i convenç Yachine i els seus amics perquè s'unisquen als seus ‘germans’. El líder espiritual del grup, l'imant Abou Zoubeir, s'encarrega de dirigir el perllongat entrenament físic i mental dels xics, abans d'anunciar-los que han sigut triats per a convertir-se en màrtirs. Interpretació lliure del context que va portar als atemptats terroristes que van tenir lloc el 16 de maig de 2003 a Casablanca.

L'Ovidi: El making of de la pel·lícula que mai es va fer



Ovidi Montllor, l'actor, cantant i poeta d'Alcoi, torna a fer-se visible gràcies al documental L'Ovidi: El making of de la pel·lícula que mai es va fer, escrit i dirigit pel valencià Vicent Tamarit. És cert que ací, a la Comunitat Valenciana, mai va tindre massa visibilitat. Inquietaven les seues maneres tranquil·les, el seu tarannà i la seua persistència en la lluita. I, per descomptat, no agradava en absolut el seu missatge provocador, implacable contra les injustícies, primer a la dictadura i més tard en una incipient democràcia obstinada a oblidar un passat que "ja no tocava" recordar.
El productor Carles Miralles, d'Aire de Cinema (Pego), portava molt de temps intentant fer una pel·lícula sobre la seua vida. En aquell moment va buscar el suport de Canal 9 sense aconseguir-lo i l'any 2013 troba finalment la col·laboració de la productora catalana Diagonal i el projecte es posa en marxa. "Carles em va telefonar i em va plantejar l'escriptura del guió. Havia decidit deixar el projecte de ficció i optava per un documental", explica Vicent Tamarit; "més tard Diagonal em va proposar també la direcció i la vaig acceptar encantat. El projecte ha comptat també amb la col·laboració de TV3 i algunes ajudes menudes de l'Ajuntament d'Alcoi, CulturArts, el Taller d'Audiovisual de la Universitat de València i l'Institut Català de les Empreses Audiovisuals", afegeix Tamarit.
El documental es va presentar a la gala inaugural de la Mostra Viva de l'estiu passat, acaba de passar-se per TV3 amb una magnífica audiència i ara seguirà el seu camí per televisions i es distribuirà per cinemes, associacions i cineclubs. El projecte ha tirat endavant a través d'un crowfunding, un sistema de finançament participatiu responsable de molts dels projectes realitzats en estos últims anys de crisi. "El més cridaner del crowfunding va ser la gran participació ciutadana, sobretot gent de les comarques valencianes" assenyala Tamarit, "més de set-centes persones i alguna associació van aportar diners i això vol dir que l’Ovidi està encara molt viu, i està viu perquè les lletres de les seues cançons estan hui en dia d'una actualitat rabiosa. Hi ha molta gent jove, fins i tot grups de rock fent versions les seues cançons", afegeix.
El guió del documental està estructurat com un making of d'una pel·lícula sobre Ovidi Montllor que mai arriba a fer-se. L'actor Eduard Fernández és l'encarregat de donar-li vida i Rosana Pastor fa el paper de directora. "La idea la vaig prendre d'una pel·lícula de Terry Gilliam, membre dels Monty Python, anomenada Lost in la Mancha, explica Tamarit, "Gilliam va haver d'afrontar mentre preparava una pel·lícula sobre Don Quixot a Las Bardenas (Navarra), una sèrie de desastres naturals tan extrems que no va poder acabar el projecte. Però, prenent-se les coses amb l'humor que el caracteritza, va decidir fer un documental sobre la pel·lícula que mai va fer. Li vaig explicar la idea a Carles Miralles, li va agradar i vam començar a treballar ", relata el director.
El documental compta també amb la participació d'amics i familiars de l'artista. Les declaracions a càmera es van enllaçant amb interessants converses al llarg dels gairebé noranta minuts de la pel·lícula, i la figura d'Ovidi va agafant més i més força a partir de les imatges i els records de les seues filles, Helena i Jana, i dels seus amics, entre d'altres, el pintor Toni Miró, els guitarristes Toti Soler i Toni Xuclà i l'actriu Marta Molins.
"L’Ovidi va ser abans actor que cantant, d'ací la seua singularitat a l'hora de cantar. La seua capacitat escènica i la seua dicció eren insuperables", puntualitza Tamarit, "però el seu salt a la cançó va ser gairebé accidental, es podria dir que espentat pels seus amics. Però per saber com va succeir el millor és vore el documental", suggereix el director.
Rigorós, emotiu i necessari documental que ens acosta a un gran actor, cantant i poeta valencià, injustament relegat a l'oblit. I mostra també a la persona culta, propera, divertida i compromesa que va ser Ovidi Montllor, prematurament desaparegut fa ja vint anys.
Antònia Montaner (EL PAÍS, 30/01/2016)

L’HOMENATGE QUE SE LI DEVIA A OVIDI MONTLLOR ARRIBA AL PORT DE DÉNIA
El dijous 14 de gener es presenta a Dénia L’Ovidi: el making off de la pel·lícula que mai es va fer, un documental ficcionat que retrata la vida d’Ovidi Montllor (actor, cantant, poeta) i, paral·lelament, les dificultats que sempre han ficat les institucions per contar la seva història. L’acte serà a Baleària Port (Jauja Events) a partir de les 20 hores.
La productora de Carles Miralles (Pego), Aire de Cinema, portava anys intentant fer realitat una pel·lícula sobre l’Ovidi. Al projecte, s’hi sumaren actors de la talla d’Eduard Fernández i Rosana Pastor, fins i tot es va aconseguir el suport a Catalunya (Televisió de Catalunya), però sempre condicionats a que València li donés suport al projecte. En diverses convocatòries es va presentar el projecte a l’IVAC, però sempre una veu es negava, Radiotelevisió Valenciana: mai entraria en una pel·lícula sobre Ovidi Montllor.
Tot i les negatives, i una vegada redefinit el projecte, la pel·lícula sobre un dels referents més importants de la cultura valenciana de les últimes dècades s’ha fet realitat  amb la forma d’un documental ficcionat en què es contarà, per un costat, la vida d’Ovidi des del punt de vista d’un actor (Eduard Fernández) que busca el seu personatge amb entrevistes a companys i familiars, i també imatges originals cedides per TVC i TVE.
Al costat, amb un fals making of, se seguiran les dificultats d’una productora (Rosana Pastor) i el seu equip per tractar d’aixecar el projecte, malgrat les negatives de la Televisió Valenciana. En la pel·lícula apareixen, entre altres, Toti Soler, Francesc Pi de la Serra, Antoni Miró, Raimon i altres persones importants de la vida l’Ovidi, incloent els seus familiars.
(www.lamarinaplaza.com, 7/01/2016)

























LA FITXA
Espanya, 2015. 92 minuts
Guió i Direcció: Vicent Tamarit
Idea Original: Carles Miralles
Director de Fotografia: Jose Vicente Viadel
Música: Toti Soler
Muntatge: Txiqui Montán
Productors Executius: Carles Miralles i Albert Sagalés
Intervenen: Eduard Fernández, Rosana Pastor, Neus Agulló, Francesc Bellmunt, Josep Maria Benet i Jornet, Francesc Betriu, Sofia Bofill, Lluís Miquel Campos, Toni Cruz, Juli Mira, Carles Miralles, Sento Masià, Toni Miró, Marta Molins, Helena Montllor, Javier Montllor, Jana Montllor, Quico Pi de la Serra, Raimon, Joan de Sagarra, Toti Soler, Neus Solsona, Jordi Tormo, Rafa Xambó, Toni Xuclà

PRÒXIMA PEL·LÍCULA
B / Espanya, 2015 / 78 minuts
David Illundain

El 15 de juliol de 2013, l'extresorer del Partit Popular, Luis Bárcenas, és traslladat des de la presó per a declarar a l'Audiència Nacional. Fins a aquest dia, havia negat tota relació amb els anomenats "papers de Bárcenas", però després de 18 dies a la presó ha decidit canviar la seua declaració. Esta pel·lícula recrea el que va passar en aqueixa sala aquell dia com si fora un relat de ficció, encara que tot el que s'hi narra és absolutament real.